Tuesday, February 22, 2011

MI VOTICO SE PERDIO - (MI HISTORIA POLITICA)

Ya lo había dicho Winston Churchill tiempo atrás; quien a los diez y ocho años no sea comunista no tiene corazón; pero el que a los veinte continúe siéndolo, no tiene cerebro.

En casa de mis abuelos siempre se hablo de política, mi abuelo era un  Laureanista confeso, erudito y muy bien documentado; y como una reacción propia de la edad me inicie  en política, haciéndole oposición a quien tenía conocimiento y convicciones fuertes, mi abuelo.

Contaba con escasos 16 años cuando ingrese a la Democracia Cristiana movimiento que le hacia en ese entonces oposición al gobierno de Carlos Lleras Restrepo, y yo me sentía identificado por considerarlo el padre del centralismo. Todo se manejaba desde Bogota su alcalde era Virgilio Barco, el ministro estrella era Misael Pastrana… todo un clan.

Cierto día con Gustavo Bustamante Morato y en alianza con el MRL, fui presentado en la plaza pública de Sabaneta, como líder juvenil de Antioquia; allí debute como orador y tribuno. Había preparado el discurso  lo aprendí de memoria de tanto repetirlo en el solar de mi casa tres días antes.

Ese memorable sábado, que nadie recuerda; abrí plaza y mi alocución escasamente duro cinco minutos, incluyendo los “vivas!” de mis compañeros, que interrumpían la alocución para animar la gente que poco a poco se arremolinaba en la plaza. Me vi como un caudillo, estaba sudoroso pero feliz. Finalice al fin y recibí  los generosos aplausos de los asistentes y en especial de mi familia  que asistió masivamente al acto político, ansiosos  de oír mis planteamientos e ideario político que expondría en la plaza publica frente a mis copartidarios.

Horas después y aun en la tarima principal seguía orgulloso portando el estandarte rojo de las varias banderas de la comitiva. Uno a uno fueron pasando los oradores, allí entendí que el primero en hablar era el menos conocido de todos. Y llego la estrella de la tarde, hablaría antes que el candidato del MRL a la presidencia de la republica, partido que nuestra colectividad  adhirió, se presento el “magnifico” y locuaz  orador: José Ignacio Vives Echavarría; el publico estaba expectante y la plaza hervía de efervescencia.  En su grandilocuente discurso, eufórico se oyó como un trueno su voz que decía: “...ese enano que esta en la presidencia, de ese enano se dice, que su mama no tuvo novio". La plaza deliraba, los gritos de aprobación se oían a cien kilómetros a la redonda. Los alaridos de la plebe enardecida, tiraba las cajas de betún a las alturas a distancias jamás vistas, quizás si se hubiese registrado esa escena gráficamente hoy haría parte de los récords Guiness;  las mujeres emocionadas le tiraban la ropa interior a el flamante orador, cosa esta nunca vista en esa época en los alrededores de Medellin; se le veía la cara de satisfacción, emoción y gozo, sus palabras eran lapidarias, y el bullicio era ensordecedor.

Mi padre se abrió paso a empollones atravesando la muchedumbre y se me acerco por atrás de la tarima y al oído  me dijo:

-“...Y estos son tus copartidarios?”-

No dijo nada mas, el sabia que me había calado profundo, en el centro de mi ego, y se retiro. En medio de esta muchedumbre enardecida me sentí solo, ya no miraba a nacho Vives, entregue la bandera y me retire discretamente. Tome una vieja busetita y regrese a Medellin, a mi casa, contrariado y derrotado.


Esa noche reflexionaba en silencio, recordé  mi abuelo con el que siempre controvertía. En ese entonces consideraba, ridículamente, que yo era el cambio, la avanzada y el no; Mi abuelo era amante de la literatura clásica, y de el jamás  se escucho  una mala palabra, ni de su boca salía una mala expresión. Lo recordaba  con nostalgia y volvió a mi cabeza una de tantas polémicas donde me dijo:

- “Uno vota por quien se parece a uno. Por los ideales que uno cree, por los principios que uno defiende, por el que diga y piense como uno”.


Tiempo después y con profunda convicción, mi vena política se volvió a alborotar, tratando de resarcirme conmigo mismo, me dirigí al Directorio Conservador de Antioquia y le  pedí a Jota Emilio, que me carnetizara. Aun hoy sigo con el ideario del Progresismo, de J. aprendí principios y valores y sus postulados siguen vigentes en sus seguidores quienes los defendemos con verticalidad y vehemencia.


“La política es cambiante y celosa”. Me increpa mi buen amigo Herney Arango, ayer verde hoy rojo. Pero no me dices nada de AIS, ni de Juan Camilo, ni del traidor de Vargas Lleras, ni de la ministra de Relaciones Exteriores colombiana ni de nuestro flamante presidente cuyo único cambio notorio ha sido el cosmético en la casa de Nariño. Y me pregunto: serán solo cambios de estilo de este gobierno de Juanma,  o será culpa de la tenacidad de las ideas de un presidente como Álvaro Uribe que cambio el destino del país. Al igual que Bolívar. Que manejaba el orden público, que respaldaba a sus ministros, respondía por la metida de pata y los desacierto de su ministro de defensa, que tantos problemas le causo con los vecinos. Y de todos los demás, que nunca despejo zona alguna para que no se les escaparan las liebres terroristas de las FARC. Y que resistió con estoicismo las infamias y calumnias de sus detractores por igual, de periodistas y magistrados de la Corte Suprema de Justicia; magistrados prevaricadores, de Teodora, Coronell, el chafarote presidente de al lado, Chávez, y su pandilla de genuflexos, de nuevos mejores amigos y muchos otros mas que no merecen ser mencionados para que se les acabe su afán de protagonismo. Nuevamente siento la mano de mi padre en mi espalda diciéndome -  Y estos son tus copartidarios?

Como en la historia que acabo de contar, hoy vuelvo a Primero Colombia, a tocarle la puerta a Álvaro Uribe y decirle arrepentido, que mi votico en las presidenciales, por Juan Manuel Santos…! Se perdió!

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